Alicante, 28 de julio de 2008
UNIVERSIDAD
DE ALICANTE Y COLEGIO DE ARQUITECTOS TÉCNICOS COLABORAN EN EL
DISEÑO DE UN SISTEMA NOVEDOSO PARA LA PREVENCIÓN ANTE
TERREMOTOS
El programa hace una estimación de víctimas y daños tras los movimientos sísmicos.
La Universidad de Alicante y el Colegio de Arquitectos Técnicos
y Aparejadores de la provincia (COAATA) han firmado un acuerdo de
colaboración para finalizar el diseño y aplicación
de un sistema novedoso de estimación de los daños
ocasionados tras un movimiento sísmico.
El proyecto del grupo de investigación de la Universidad de
Alicante tiene como escenarios piloto Almoradí y San Vicente del
Raspeig. Los trabajos, que se encuentran en su recta final,
servirán de base para mejorar la respuesta de los servicios de
emergencias y las administraciones públicas tras los terremotos.
El director del proyecto y profesor de la Facultad de Ciencias Sergio
Molina y el presidente del Colegio Antonio Morata han formalizado esta
cooperación de la que ya forman parte otros investigadores
-físicos y arquitectos técnicos- de la Escuela
Politécnica Superior (Juan J. Galiana, Julio Rosa, Encarna
Sánchez, Antonio Jiménez y Francisco Zaragoza) y del CSIC
(Maria José Jiménez) y que a partir de ahora
contará con la colaboración de un alumno de
Ingeniería de Obras Públicas subvencionado por el COAATA
para llevar a cabo su proyecto fin de carrera. El estudio está
subvencionado por la Generalitat Valenciana con un presupuesto de
34.798 euros y comenzó el año pasado. Los trabajos
recogen de manera detallada las edificaciones de estos dos municipios
(alrededor de 3.000 edificios encuestados que engloban una
población de aproximadamente 32.000 habitantes) con el objetivo
de que la metodología pueda extrapolarse otras localidades,
explica el investigador.
El tiempo de respuesta es clave y los científicos saben que la
predicción queda aún muy lejos. Sergio Molina, doctor en
Sismología e Ingeniería Sísmica, asegura que la
reciente catástrofe de China ha demostrado que tan importante es
tener normativas de edificación adecuadas como planes de
emergencias y herramientas que permitan como saber dónde enviar
la ayuda. Este investigador trabaja con su equipo en buscar
herramientas de planificación ante esas emergencias.
El contexto es el siguiente: Se produce un terremoto y la autoridades
deben coordinar la labor de bomberos, sanitarios, policía… pero
cuál es el camino más seguro para llegar hasta el punto
conflictivo, cómo se puede hacer más eficiente la ayuda,
cómo se puede acelerar el proceso de evaluación de
daños – infraestructuras y humanas. Los denominados “escenarios
de riesgos” son una herramienta muy importante a la hora de responder
adecuadamente a estas preguntas en situaciones de emergencia. La
elección de los entornos urbanos viene determinada por ser
Almoradí uno de los municipios que mayor número de
movimientos sísmicos registra al año en la provincia,
mientras que en San Vicente del Raspeig, que alberga el campus de la
Universidad, la actividad sísmica es menor y permitirá
establecer los límites superior e inferior de los escenarios de
riesgos.
“Este sistema puede ayudar a salvar vidas, porque afortunadamente la
tecnología nos permite contar con los datos necesarios para
tener una estimación precisa de la situación en una
ciudad tras un movimiento de magnitud baja (2.0 a 4.0), que son
habituales en Alicante, o de mayor magnitud (7.0) como el de China. En
el primer caso, seguramente no pasará nada porque nuestros
edificios están preparados para soportar esos temblores; pero en
el resto de los casos podremos tomar decisiones más adecuadas y
responder mejor ante la emergencia si tenemos información lo
más precisa posible en los momentos posteriores al terremoto”,
explica el investigador de la Universidad de Alicante.
Este mismo sistema ya se está aplicando de forma satisfactoria
en San Salvador, Nicaragua, Guatemala, Nápoles y Bucarest. En la
ciudad rumana, el 4 de marzo de 1977 se produjo un catastrófico
terremoto de 7,2 grados en la escala Richter; en él perecieron,
1.424 personas. Con este sistema, se reprodujo esa catástrofe y
los resultados obtenidos fueron prácticamente iguales en cuanto
a pérdidas humanas e infraestructuras, expone este investigador
que colabora en distintos proyectos internacionales.
Los informes de la primera fase sobre Almoradí y San Vicente del
Raspeig han supuesto una recopilación de información en
la que han colaborado alumnos de la Escuela Politécnica Superior
y los ayuntamientos implicados. Se ha obtenido un inventario de
edificación (necesario para la estimación de escenarios
de riesgo) que se introducirá en una gran base de datos.
El investigador manifiesta que, durante este año, se
aplicará la herramienta de cálculo desarrollada por la
Universidad de Alicante y NORSAR/ICG (Centro Internacional de Riesgos
Geológicos) ubicado en Noruega. Lo novedoso respecto a otros
proyectos es que vamos a saber cómo se comporta un edificio
realmente cuando un movimiento sísmico lo sacude, indica Molina,
quien pretende presentar los resultados preliminares a principios de
octubre en Beijing donde se celebra el Congreso Mundial de
Ingeniería Sísmica.
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